De Rafael Reina Paradas a Juan Medina Ezquerro: republicanos y anticlericales marbellenses

Título de socio de «Mar y Tierra». Fuente: extraído del Blog de Lucía Prieto Borrego, https://luciaprieto.wordpress.com/historia-social/

En el día de mi cumpleaños siempre me acuerdo de mi abuelo, como yo, un viejo republicano. Me acuerdo de las historias que me contaba sobre los republicanos de la Marbella de finales del siglo XIX y principios del XX. Él me contó los logros de otro viejo republicano, Rafael Reina Paradas, rondeño de nacimiento y marbellense por matrimonio y vecindad en la bien habitada calle de Caballeros; defensor del republicanismo marbellí y del obrero marbellero hasta el fin de sus días. Como libre pensador convencido, estaba suscrito al órgano de la «Federación Internacional de Libre Pensamiento en España, Portugal y América Iberia», el semanario Las Dominicales del libre pensamiento, que dirigía el republicano federal Ramón Chíes Gómez –Eduardo de Riofranco, su seudónimo—. Como este, Rafael Reina abogó incansablemente por la jornada de 8 horas para todos los obreros y obreras.

Ya he contado en «República y republicanos marbelleros» que durante la última década del siglo decimonónico funcionó en Marbella un «Comité de coalición republicana», presidido por Francisco de Paula González Delgado, del que Rafael Reina Paradas sería su primer secretario. Uno de sus logros fue constituir una asociación “para el socorro mutuo de sus correligionarios” que, al menos durante el primer lustro de la última década del diecinueve, funcionó en nuestra ciudad con el nombre de «La Fraternidad» y cuyo representante en Madrid sería el ya mencionado Ramón Chíes.

Al advenimiento del nuevo siglo, de la mano de la librepensadora, anticlerical y vallisoletana ciudadana del mundo doña Belén Sárraga, Rafael Reina será el iniciador y presidente de la asociación obrera «Mar y Tierra» establecida en la casa de Pepe Aguilar, «Pucherete», en la estrecha calle Pantaleón –me contaba mi abuelo—. Junto a otros miembros de aquella asociación obrera integrada en la «Federación Provincial Malagueña», será vocal y actuaría como secretario de la Junta Local de Reformas Sociales desde 1905 a 1909 –leí en «Republicanismo, obrerismo y caciquismo: Marbella (1900-1910)» de la historiadora Lucía Prieto—.

En el verano de 1903 formará parte de la comisión encargada de reorganizar el partido republicano de Marbella, bajo la presidencia del que fuese capitán de la antigua «Compañía de Voluntarios», Francisco Sánchez García. También estaba en aquella labor, el hermano de este, José Sánchez; el industrial Rafael Cano Ruiz, uno de los hijos del rico marbellero –nacido veratense— que leía El Combate allá por 1870, y, por supuesto, el heredero del «ciudadano Marín», Fernando María Marín Vázquez, quien mantuvo encendida la llama del republicanismo instructivo obrero en nuestra ciudad hasta el inicio de los felices años veinte. Después, aquel republicano de abolengo, pasó el relevo a su yerno, el administrador de Correos y corresponsal de El Popular en Marbella, Juan Medina Ezquerro, otro republicano y anticlerical convencido –al que me referí en «La République à Marbella»—.

A la llegada de la Tricolor, el culto ebanista don José Martínez Esmoris era el hombre «más respetado y respetable del republicanismo local» –según el nieto del «ciudadano Marín»—. A aquel republicano viejo fue alcalde escasamente cinco días –me contaba mi abuelo—, después cedió el bastón de mando a don Juan Medina Ezquerro, alcalde desde el 18 de abril al 5 de junio de 1931.

Un año más celebro mi cumpleaños con todos mis amigos del ciberespacio. Y, un año más –y no me cansaré de repetirlo—, vaya desde aquí el homenaje de este viejo republicano para todos aquellos paisanos –y paisanas— a los que les arrebataron la vida en el intento de que fuese la Democracia la que guiase al Pueblo, a:

Juan Medina Ezquerro, Antonio López Gómez, Salvador Rodríguez Agudo, Vicente Pérez Montenegro, Nicolás Cuevas Aguilar, José Cuevas Blanco, Antonio Muñoz Osorio, Salvador Ávila Delgado, Alfonso Martín Nieto, José Vega Benavides, Miguel Luna de la Torre, Antolín Viñas Maté, Antonio Zamora Mata, José Zumaquero Márquez, Fernando Sánchez Guerrero, Antonio y José Lima Mata, Rogelio Palma Morito, Francisco Figueredo Gil, José Ramos Ríos, María Machuca Ortiz, Francisco Romero Añón, Antonio Leiva Gallardo, Salvador Peña Lara, Rafael Aranda Puerta, Alonso Machuca Ortiz, Diego Martín Millán, Antonio Caracuel Delgado, José Gómez Vázquez, Juan Morilla Navarro, Francisco Sedeño Ruiz, Antonio Sánchez Mesa, Josefa Mesa Fernández, Francisco Morón Causelo, Rafael Collado Ruiz, José Gómez Machuca, Miguel Sánchez López, Juana Fernández Samiñán…,  –entre otros muchos, que se pueden leer en la tapia del cementerio—.

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